miércoles, 24 de diciembre de 2008
martes, 16 de diciembre de 2008
¡¡En enero!!
¿Venderá bien? ¿gustará a la gente? ¿miles de niños y niñas suspirarán por leer el segundo tomo y me convertiré en una nueva Rowling, forrándome como Paca? ¿harán peli, y la dirigirá Fanch, convirtiéndose en un icono cinematográfico? Esas serían las típicas preguntas ingenuas que cualquier autor novel se haría. Pero, amigos blogueros, después de tan largo y dificultoso -a veces algo triste- camino que ha desembocado en la publicación de mi primer tebeo, esas inquietudes han quedado en la papelera. ¡El realismo se impone! Así que me conformo con que las ventas sean símplemente suficientes como para que pueda seguir dedicándome a lo que más me gusta: dibujar contando historias.
lunes, 24 de noviembre de 2008
las divagaciones del jubilado
La camarera rubia me sirve la cerveza sin mirarme a los ojos. En cambio, yo la miro, provocador, directamente a la cara, con intensidad. Tal vez mi mirada acabe quemándola un poco, lo suficiente como para echarme un vistazo, en una quimérica búsqueda de contacto espiritual o conexión cósmica, ¿quién sabe si somos almas destinadas a comprenderse? Pero otro cliente la llama y ella, como una grácil bailarina, se vuelve sonriendo abiertamente.
Serpentea entre las mesas, sin perder jamás su franca, blanca sonrisa, sus caderas giran concupiscentes (o así lo veo yo), los neones brillan en su pelo, la bandeja milagrosamente horizontal en su mano.
No soy el único que la mira (o más bien, admira) con ojos no muy limpios. Casi todos los parroquianos de éste fétido bar –en el que ella parece brillar intensamente, con luz feérica, un faro en la noche- no pueden evitar echar miradas (de soslayo o directamente atrevidas) al busto o al culo, modelados con maestría por la madre natura.
Sentado aquí, fantaseo e imagino. Cómo será su vida, la edad aproximada, ¿tendrá novio? Quiero creer que, además de ser una preciosidad, es inteligente e interesante, que visita museos en sus pocos ratos libres y lee libros sesudos. No hace dieta ni se preocupa por modas estúpidamente incómodas, ni su libro preferido es el diario de Bridget Jones. Combina el trabajo en este bar de mierda con estudios en la universidad, tiene padre y madre y un hermano pequeño al que adora…
Una risotada me saca de mis pensamientos. La camarera rubia bromea con un cliente apostado en la barra, y suelta el taco más grosero que he oído en mi vida. No puedo evitar un leve sonrojo, y mis fantasías acerca de la mujer perfecta se desvanecen. Ella sigue parloteando: tiene la voz bronca e impertinente-se nota que fuma mucho y lee poco-, se llama AnaMari, y su novio-electricista de profesión- es un pedazo de hijoputa y un cabronazo y un mierda. Bueno, eso afirma ella a grandes voces.
De repente siento un apretado nudo en la garganta, como ganas de llorar. Pago mi cerveza y me marcho. A ver si en otro lado puedo fantasear en paz.
martes, 21 de octubre de 2008
domingo, 31 de agosto de 2008
el deseo de la mujer fatal
Música estridente. Caras grotescamente risueñas. Bailes ridículos. Un hombre -aliento a whisky- se acerca y musita una torpeza. Recibe a cambio una mirada cruelmente despectiva. Huye.
Trixie cruza sus largas piernas, y enciende el enésimo pitillo. Esa tarde ha ido a la peluquería, se ha hecho la manicura y la pedicura. Estrena un provocativo vestido vaporoso. Se ha maquillado cuidadosamente. Despide glamour y sensualidad, parece pedir un revolcón a gritos. Las mujeres la miran y la odian; los hombres la miran y la desean.
Y Trixie, a la espera del hombre perfecto, repasa mentalmente la lista de la compra y se acuerda de su cómodo sofá, su pijama y un café con leche.
domingo, 17 de agosto de 2008
Moda
Mientras buscaba documentación para un proyecto, me encontré con que en los años veinte la moda oriental causó furor entre la beutiful people parisina de la época. Brillantes colores estridentes, ojos pintados con khol...Teniendo en cuenta que los colores predominantes eran los grises, negros, marrones y el blanco- si no estabas de luto-, la verdad es que no es de extrañar la fascinación erótica que sentirían -que sintieron- señoras y señores cuando asistían a los bailes de los Ballets Rusos. Parece ser que hasta Helena Rubinstein -la de los carísimos cosméticos-, tras ver una de éstas representaciones, arrancó las cortinas blancas de su casa y encargó rápidamente unas nuevas con las tonalidades que la habían cautivado.
La Bella Otero, Matahari, Isabella Duncan, pobres, quedaron empalidecidas ante la brusca explosión de color oriental, los matices, los brillos y los atrevidos encajes y perlas, amén de la música (que me imagino subyugadora para la gente de esa época) y los exóticos bailes.
La primera Guerra mundial, mujeres haciendo el trabajo de hombres, el fin del corsé y el principio de los pantalones...Todo cambió radicalmente en cuestión de unos pocos años.
Y hay que ver todo lo que refleja lo que llevamos puesto.
Para saber más: "Moda. El siglo de los diseñadores. 1900-1999". Charlotte Seeling. Editorial Könemann.
viernes, 1 de agosto de 2008
Muerte de Tinta
-¿Sabéis lo que más impresionó a Tadeo?-Balbulus se limpió una mota de polvo de color de la manga adherida como polen amarillo al terciopelo azul oscuro-. Vuestras manos. Le parecía asombroso que manos que tanto saben de matar, fuesen capaces de manejar con tanto cuidado las páginas de los libros. De hecho tenéis unas manos preciosas. ¡Fijaos por el contrario en las mías!-Balbulus estiró los dedos y los contempló lleno de aversión-. Son las manos de un campesino. Rudas y toscas. ¿Queréis ver lo que son capaces de hacer a pesar de todo? (…)
Y allí estaban. (...) En una Balbulus había adornado tan sólo su propia inicial: la B, contoneándose sobre el pergamino, vestida de oro y verde oscuro, albergaba un nido de elfos de fuego. En la hoja contigua, hojas y flores trepaban por una ilustración apenas mayor que un naipe. Mo siguió los arabescos con los ojos, descubrió pistilos, elfos de fuego, frutos extravagantes, diminutas criaturas de nombres ignotos. Una imagen enmarcada con arte excelso mostraba a dos hombres rodeados de hadas delante de un pueblo, un grupo de hombres andrajosos a sus espaldas. Uno era negro y tenía un oso al lado, el otro llevaba la máscara de un pájaro y empuñaba un cuchillo de encuadernador.
-La mano negra y la mano blanca de la justicia. El Príncipe y Arrendajo. (...)
Cornelia Funke, "Muerte de tinta"
viernes, 18 de abril de 2008
La comunidad de las Rosas
A pesar de la triste pérdida de Juan Antonio Cebrián, la Rosa de los Vientos continúa su viaje por las ondas de la radio. Historia, ciencia, literatura, cine e incluso cómic, de todo puede hablarse en este magnífico programa. Se comenta todo, y siempre de una forma tan amena, que hay veces en que me quedo con el lápiz en la mano, la mirada perdida y la boca abierta en una “o” de puro asombro ante cualquier dato inesperadamente curioso.
Para las personas que curramos sin poder apartar la vista del tablero o el ordenador-condicionados, quiero decir, por un trabajo que no permite movilidad ninguna-, La Rosa es, sin duda, una pequeña -pero intensa- luz aventurera en la mente. Sobre todo, porque no creo que exista una manera más divertida y agradable de aprender sobre esos temas a los que, de otra manera, no te acercarías ni de casualidad.
Descubrir a Catalina de Erauso, a Tesla, Marie Curie…personas y personajes ya olvidados que tuvieron fundamental importancia en nuestras vidas. Alucinar con lo interesante que puede llegar a ser la vida de las hormigas argentinas, asustarse con las psicofonías, descubrir los misterios del Toledo medieval, y preguntarse por la dichosa máquina de Antiquitera. Imposible quedar impasible ante un pasaje de la historia, no visualizarlo y pensar: “qué buen cómic saldría de esto…”
Éste pensamiento te pasa también por la cabeza cuando te embarcas en una aventura con Rosa Montero, en especial con su "Historia del rey transparente", en la que aglutina muchos temas tocados por el programa de radio. La historia de Leola te atrapa a la primera de cambio, y las leyendas artúricas cobran vida en tu cabeza con tanta nitidez que al terminar el libro, sientes que has aprendido algo. (O, por lo menos, dedicas algo de tiempo en pensar sobre cosas menos prosaicas que la vida real, lo cual es de agradecer, tal y como está el tema.)
Así que, llevada por el agradecimiento por hacer mis días un poco menos trabajosos, allá va mi homenaje a estas dos rosas. Hala, brindemos por ellas.
jueves, 6 de marzo de 2008
"Aquella enorme y vieja casa era un gran lugar de exploración para la pequeña señorita Rosamunde. Hacía expediciones por todas partes, llevándome a sus talones; por todas, excepto el ala de mediodía, que nunca estaba abierta y el ir a la cual nunca se nos pasaba por la imaginación. Pero en las zonas norte y poniente había muchos aposentos agradables (…).
Las ventanas estaban ensombrecidas por las ramas de los árboles que las rozaban y por la hiedra que las había cubierto, pero en la verde oscuridad podíamos distinguir antiguos jarrones de porcelana, cajas de marfil tallado, grandes y pesados libros y, ¡sobre todo, los antiguos retratos!
Me acuerdo que una vez mi niña quiso que Dorotea fuera con nosotras a decirnos quiénes eran todos, pues todos eran retratos de personas de la familia de milord (…). Llegamos a un antiguo salón situado sobre el vestíbulo en el que había un retrato de la señorita Furnivall o, como por entonces la llamaban, la señorita Gracia, pues era la hermana menor. ¡Debió ser una belleza!, pero tenía una mirada tan rígida y orgullosa y tal desprecio pintado en los ojos, con las cejas un poco levantadas, que parecía como si preguntara quién cometería la impertinencia de atreverse a mirarla, y fruncía los labios cuando la contemplábamos(…).
- ¡Vaya!-dije luego de mirarla hasta hartarme-. No hay nada como la juventud, según dicen, pero ¿quién que la viera ahora pensaría que la señorita Furnivall ha sido una belleza tan declarada?
-Sí-dijo Dorotea-. Las personas cambian tristemente. Pero si es verdad lo que el padre de mi señora solía decirnos, la señorita Furnivall, la hermana mayor, era más hermosa que la señorita Gracia. Su retrato está ahí, por alguna parte, pero si te lo enseño no has de decírselo nunca a nadie, ni siquiera a Santiago. ¿Crees que la señorita sabrá callarse?"
E. C. Gaskell , "El cuento de la vieja niñera"
viernes, 11 de enero de 2008
mientras veo la tele (II)
Poco a poco voy comprándome los tomos, pero tengo que reconocer que no es lo mismo leer mes mes los cómic-books de 20 páginas, que leerte de una vez un tomo que recopila diez números. Vamos, que he pasado de adorar la serie y los personajes a encontrarme detestándolos, por superficiales, egocéntricos y vanos, protagonistas de una historia que promete mucho al principio sin llevarte a ningún sitio al final. Una pena, porque el inicio y presentación de personajes me gusta mucho, pero después de leer los primeros 5 tomos (no sé cuántos más hay), estoy deseando que haya un buen desenlace; que pase algo, por favor, un poco más sustancial. Da la sensación de que el autor intenta terminar, pero no se decide.
Vamos, que bien podríais decir: "¡¡Pos deja de comprártelos, tía pesá!!", cosa que me autodigo yo también. Pero es que hay una cosa que me arrastra a comprarme un tomo cuando lo veo, irremediablemente. Y es que me da la sensación de que el autor, Terry Moore, se lo pasa pipa con sus personajes, moviéndoles de aquí a allá, creando vínculos entre ellos, dibujándoles con cierta torpeza a veces pero con verdadero entusiasmo, buscando poses interesantes y enfoques diferentes. Y percibir el entusiasmo del autor en un cómic es una cosa tan rara...que le perdono todo lo demás. =^..^=