A pesar de la triste pérdida de Juan Antonio Cebrián, la Rosa de los Vientos continúa su viaje por las ondas de la radio. Historia, ciencia, literatura, cine e incluso cómic, de todo puede hablarse en este magnífico programa. Se comenta todo, y siempre de una forma tan amena, que hay veces en que me quedo con el lápiz en la mano, la mirada perdida y la boca abierta en una “o” de puro asombro ante cualquier dato inesperadamente curioso.
Para las personas que curramos sin poder apartar la vista del tablero o el ordenador-condicionados, quiero decir, por un trabajo que no permite movilidad ninguna-, La Rosa es, sin duda, una pequeña -pero intensa- luz aventurera en la mente. Sobre todo, porque no creo que exista una manera más divertida y agradable de aprender sobre esos temas a los que, de otra manera, no te acercarías ni de casualidad.
Descubrir a Catalina de Erauso, a Tesla, Marie Curie…personas y personajes ya olvidados que tuvieron fundamental importancia en nuestras vidas. Alucinar con lo interesante que puede llegar a ser la vida de las hormigas argentinas, asustarse con las psicofonías, descubrir los misterios del Toledo medieval, y preguntarse por la dichosa máquina de Antiquitera. Imposible quedar impasible ante un pasaje de la historia, no visualizarlo y pensar: “qué buen cómic saldría de esto…”
Éste pensamiento te pasa también por la cabeza cuando te embarcas en una aventura con Rosa Montero, en especial con su "Historia del rey transparente", en la que aglutina muchos temas tocados por el programa de radio. La historia de Leola te atrapa a la primera de cambio, y las leyendas artúricas cobran vida en tu cabeza con tanta nitidez que al terminar el libro, sientes que has aprendido algo. (O, por lo menos, dedicas algo de tiempo en pensar sobre cosas menos prosaicas que la vida real, lo cual es de agradecer, tal y como está el tema.)
Así que, llevada por el agradecimiento por hacer mis días un poco menos trabajosos, allá va mi homenaje a estas dos rosas. Hala, brindemos por ellas.