lunes, 16 de febrero de 2009

domingo, 8 de febrero de 2009

Angoulême 2009

Es un poco tarde, pero quería hacer un breve repaso a nuestra visita a Angoulême 2009. La verdad es que para un dibujante es un shock: sales de tu pequeño cubil maloliente y te enfrentas a los lectores, a otros autores, conoces a editores...socializas, en suma. Y es una realidad bien distinta de la que tienes en tu enferma cabeza. Bueno, pues qué puedo decir...la verdad es que nos trataron tan, tan bien, que volver a la mesa de trabajo ha sido un poco traumático. Sólo he sufrido con el maldito viaje en avión (¡¡me da mucho mieditooo!), tengo la mala costumbre de imaginar terribles accidentes al estilo de "viven", y lo paso francamente.

Gabi y yo agotaos por el súper madrugón, ya en el tren, camino de Angoulême. Obsérvense las triples ojeras que lucimos ambos. Debí maquillarme, maldita sea.


En fín, El pueblo de Angoulême es bastante grande, y es absolutamente sorprendente: durante esos cuatro o cinco días, está enteramente dedicado al cómic. Las colas de gente que se arman para entrar a los diferentes recintos son gigantes, y para conseguir firmas de los autores, otro tanto. Gabi y yo pudimos observar in situ cómo la gente se agolpaba en la puerta de entrada, como fieras, aun a riesgo de romper dichas puertas. Parecía que tocaban los Rollings, os lo juro.
En ese momento me tranquilicé un poco, porque, entre tanta gente, alguien habría, digo yo, que comprara un Talismán, ¿no?
Y por fín conocer al gran Fanch, tras dos años y pico cominicándonos vía messenger y mail. Al pobre le dimos dolor de cabeza con tanto hablar español, pero nos reímos muchísimo también.


Mucha gente esperando, a las diez de la mañana.
Abajo, Fanch y yo empezando las firmas. Había hasta quien se llevaba una sillita para esperar...en todo hay profesionales.






Lo que no sabía era lo cansado que era estar cuatro días de acá para allá, y echar cuatro o cinco horitas de firmas...Pero la gente fue extremadamente amable, y finalmente hubo cierta comunicación, porque aunque mi francés es casi inexistente y mi inglés practicamente olvidado, con buena voluntad se consigue todo. Casi todo el mundo quería que le dibujara un gato, porque casi todos tenían uno...Me emocionó un poco una niña -Columbine- de unos doce o trece años que había impreso fotos de su gato y me las enseñó con una ilusión... También algunas librerías del pueblo organizaban firmas, tanto Annabelle -Magus- como yo (y más autores, claro) estuvimos en dos, una absolutamente moderna y gigante, y otra más antigua y más bonita (Ici on aime les livres), con ese olor, ese ambiente un tanto mágico de los lugares antiguos atestados de libros. Allí me encontré con otro autor-Effo-al que firmé en su libro con un pasamontañas rojo en la cabeza. Gran momento bizarro-albóndiga, amigos, que podéis ver en su página, pa reir muy agusto. Debo decir que estaba serena, señoras y señores, porque son esas cosas que haces si has bebido o te has fumado algo, o eres profundamente idiota, como es mi caso. Una pena no tener fotos propias del lugar, pero el señor de las fotos, osea, Gabi, estaba por ahí perdido con Fanch.

Momento tonto de Gabi, Fanch y Nicolas en el bus que nos llevaba al sarao...la fiesta se hizo en una sala bastante grande de conciertos que estaba en las afueras de la ciudad. En la otra fotillo, el gran Fanch y una servidora.

La editorial se lo montó fenomenal, no en vano Glénat cumplía 40 en el mundo editorial. Así que hubo una buena fiesta, mariscada y champagne incluídos, presentaron las novedades del 2009 (con los Patricios!!!)...



No pude ir al Chat Noir, bueno, yo no pude ir a ningún sitio, Gabi si tuvo la suerte de darse unos buenos paseos...bueno, tengo mi propio Chat Noir en casa.



Hala, ¡misión cumplida! Ya metidos en el tren
que nos lleva de vuelta a la realidad...

Y por último tengo que resaltar el gran de trabajo de organización de la gente de Glénat (Annaïg, Patrick, etc, etc), ¡¡no nos faltó de nada!!, y la simpatía de Franck Marguin, nuestro editor, que se interesó muchísimo por nuestro bienestar en todo momento...Es una pena no haber tenido un momentito para hacer más fotos, de verdad.