sábado, 24 de marzo de 2007

Las cartas sobre la mesa: "Talismán"

Como ya he llegado a la mitad del cómic, puedo empezar a poner algunas cosillas del mismo...
La pena es que cuando repasas el trabajo que ya está hecho (y aprobado por el editor), lo cambiarías todo. Bueno, la verdad es que hay páginas que no cambiarías, sino que directamente las echarías al fuego y a otra cosa, mariposa...Pero lo hecho, hecho está...Ésta es la página 13, tinta y color. Las pongo separadamente para que podáis advertir el trabajo (gran trabajo: que dibujar no lo es todo) de Dani (ver "El rincón del pana"), que es quien hace
el color.
También os podéis dar un garbeo por el blog del guionista, François Debois, que tiene otros proyectos aparte de éste (Greenworld, por ejemplo!!)...

domingo, 4 de marzo de 2007

filosofía de baratillo


Desde que tengo uso de razón, he odiado los cambios.

Es cierto que a veces pueden ser positivos, e incluso muy felices. Está claro que muchos son necesarios, respondiendo a una lógica evolución de los acontecimientos. Pero los cambios tienen un factor desconcertante y misterioso, el no saber lo que te aguarda a la vuelta de la esquina, asomarte a un precipicio al que sabes que, irremediablemente, caerás con peso de plomo.

Creo que todos tenemos en la vida nuestros personales e íntimos cambios de giro, como si todo fuera un gran guión escrito por una persona sin mucho talento, la verdad. A veces las acciones más nimias desembocan en horribles consecuencias inesperadas. Y otras, resulta que el cabrón más cabrón del mundo, la persona sin ningún talento, el ser ruín y envidioso que todo el mundo sabe que lo es (y, por misteriosos factores, todo el mundo calla), bueno, pues éstos seres con los que desgraciadamente tan a menudo nos encontramos (el la pantalla de la televisión, en Internet, en el trabajo)…resulta que acaban siendo triunfadores, o por lo menos, medianamente felices, los malditos.

Por eso cada vez estoy más convencida de que los seres más evolucionados, sin duda alguna, son los árboles. Para ellos, “el vive y deja vivir” es absoluto. Sus cambios son lentos y paulatinos, suaves, etéreos y delicados. Permiten que los demás se alimenten de sus hojas y sus flores, a cambio sólo piden extender sus semillas. Además, sus voces nunca son estridentes o destempladas, al contrario, hay que esforzarse mucho para que nuestros oídos defectuosos capten sus lentos mensajes de tranquilidad.

Mientras tanto, nosotros los talamos a placer, sin darnos cuenta de que son partes también de nosotros mismos, sin querer darnos cuenta del cambio al que vamos encaminados con éstas acciones tan tontas, ¿qué más dará un árbol más o un árbol menos?

Pero yo suspiro cada vez más a menudo cuando miro por mi ventana. Un gran edificio naranja, recortado contra el cielo azul, me saluda todas las mañanas. Millones de blancas ventanas me miran. Entre ése edificio y el mío (yo misma vivo en un gigantesco edificio naranja, parecido a una cárcel diseñada por un enajenado), una gran explanada llena de escombros, maquinaria oxidada, sacos de cemento destripados.

Y echo de menos los árboles, los echo de menos con la misma fuerza con la que podría añorar a mi madre, de faltarme ésta. Sobre todo, quisiera volver a oír su rumor, el viento entre sus ramas, sus sencillos mensajes. Los tiempos en los que las hojas se enredaban en mi pelo, y las estrellas se veían, nítidas, colgadas del cielo.

Pero las cosas han cambiado.

viernes, 2 de marzo de 2007

Etiquetas, etiquetas...No sé muy bien qué se puede considerar raro en las cosas que hacemos cotidianamente, pero en fín, allá voy.

1.- Me encanta dibujar sentada (estilo indio) a costa de molerme la espalda y las piernas.
2.-Allá donde esté trabajando me rodea, al cabo de los cinco minutos, un desorden asqueroso para todo el mundo menos para mí, claro. Es mi caos organizado particular, y soy feliz en él.XD
3.-Odio la luz directa y blanca...vivir en penumbra es lo mío. Por eso detesto los Bodybell y similares, en los que entras y descubres...tu propia cara, con tooooodas sus imperfecciones.
4.-Pánico a la hora de pedir algo en la barra de un bar.
5.- Incapacidad ante los números. El juego del Brain Train cree que soy chubnormal.
6.- Memoria geográfica inexistente.No es sólo que sea incapaz de memorizar dónde está situado un país (cosa mala pal Trivial), sino que no sé orientarme en ningún sitio, aunque haya estado allí mil veces. Me pierdo en un metro cuadrado.

Y así podría seguir unos cuantos puntos más, porque chorradas las tengo a pares....qué le vamos a hacer.
La pena es que todas las personas a las que podría etiquetar, lo están ya...es una lástima que casi todos mis amigos/conocidos no tengan blog. Espero que la cadena no se rompa!